Cierta extrañeza cruje bajo los pies
cáscaras
rodando
azarosas
no hay eje en el remolino
solo cadencias
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Descalza
había olvidado andar descalza de allí vengo con el presentimiento
del aura el aura de las prímulas recién abiertas
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Más adentro de la piel llueve extrañamente llueve
a la espera de un aire que escampe
y por si acaso llovieran margaritas, se posa el misterio
en el paisaje del alma
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En el instante de agualuz
la mañana juega a desbaratar la costumbre
la poesía sucede a veces
en un rincón de plantas en desorden
Susana Civitillo
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